La descarbonización, la digitalización y los cambios demográficos están transformando la economía y la sociedad españolas, exigiendo nuevas inversiones en energías renovables, activos digitales y en infraestructuras de transporte y sociales.
España está en proceso de transición hacia una economía más sostenible y maximiza los beneficios de la transformación digital, lo que representa una oportunidad para estimular el crecimiento económico en la sexta economía más grande de Europa. Sin embargo, esta transformación requiere una inversión financiera considerable y, a pesar de los fondos sustanciales provenientes de la Unión Europea, los inversores internacionales juegan un papel significativo.
Macquarie, que invierte en España desde 2004, ve oportunidades enormes y crecientes en los sectores de infraestructura y energía.
“España está abierta a los negocios”, afirma Juan Caño, director general en Macquarie Asset Management.
Con una confianza creciente en la velocidad con la que se pueden desplegar localmente las tecnologías de energía renovable e infraestructura, España ha reforzado la ambición de sus objetivos contra el cambio climático, comprometiéndose a reducir las emisiones en un 32 por ciento para 2030 respecto a los niveles de 1990.
En el ámbito digital, el plan España Digital anticipa el acceso universal a la banda ancha de fibra óptica para 2025, promoviendo la tecnología 5G, la digitalización de servicios públicos y apoyando la adopción tecnológica por parte de las pequeñas y medianas empresas (PYMES).
Para alcanzar sus objetivos climáticos y de digitalización, el país recibirá decenas de miles de millones de euros de inversión de la Unión Europea. Esto incluye 80 mil millones de euros en subvenciones y 83 mil millones en préstamos bajo los programas NextGenerationEU y REPowerEU. “Estos fondos ayudarán a sostener la masiva inversión requerida en la infraestructura del país”, dice Caño.
Al mismo tiempo, la sociedad española está cambiando. Con unos 48 millones de personas, España es uno de los países más poblados de Europa. También tiene la mayor esperanza de vida de la región. Sin embargo, con más del 20 por ciento de la población mayor de 65 años hoy y un número que se prevé aumentará en los años venideros, será necesario transformar la prestación de servicios públicos clave como la atención sanitaria para satisfacer las necesidades cambiantes de la comunidad.
Invertir en la infraestructura local
Este año, Macquarie celebra dos décadas de experiencia invirtiendo en España.
Su primera inversión en la infraestructura del país fue en la operación y desarrollo de autopistas españolas con una inversión en Cintra. La actividad de Macquarie en el país aumentó notablemente en los años siguientes, con la apertura de una oficina en Madrid en 2010 y la adquisición emblemática de los negocios integrados de electricidad de E.ON en España y Portugal en 2014.
“Ese fue el comienzo de una secuencia de transacciones que realizamos durante el resto de la década”, dice Caño. “Establecimos nuestra marca en España y nuestros socios comenzaron a entender mejor los tipos de soluciones que podíamos ofrecerles”, agrega.
Desde entonces, a través de su negocio de Macquarie Asset Management, Macquarie ha estado invirtiendo capital local e internacional en nombre de sus clientes para apoyar a una variedad de empresas españolas, incluyendo:
Exolum, una compañía líder en logística de líquidos en Europa que gestiona alrededor del 90 por ciento de la red de productos refinados de petróleo de España. Mientras apoya la seguridad energética, la compañía se está diversificando hacia combustibles bajos en carbono, como biocombustibles, amoníaco e hidrógeno. “Debido a la ubicación geográfica del país y su radiación solar, España podría ser el productor de hidrógeno más barato en Europa. Tenemos una gran oportunidad ante nosotros”, dice Caño.