En la peligrosa “Costa de la Muerte” de España, valientes percebeiros desafían olas furiosas para recolectar uno de los manjares más codiciados de la Navidad: el percebe. Sin embargo, el futuro de este apreciado crustáceo está en riesgo.
El aumento de las temperaturas del mar, provocado por el cambio climático, está alterando los hábitats de los percebes, que dependen de aguas frías para desarrollarse.
“Hace una década había el doble o triple de percebes”, señala Israel Martínez, subastador en la lonja de pescado local.
Conocidos por su sabor único y el peligro que conlleva su recolección, los percebes han sido durante mucho tiempo un tesoro para los españoles. No obstante, a pesar de las regulaciones estatales, su declive también se ve agravado por la pesca ilegal, una práctica que ha aumentado debido al alto valor de mercado de este crustáceo.
En la temporada navideña, el precio del percebe puede alcanzar hasta 190 euros por kilo.
Roberto Vidal, de 36 años, comenzó a recolectar percebes cuando tenía solo 16. “El oficio de percebeiro en la Costa da Morte está desapareciendo. Esto se debe al cambio climático, leyes absurdas, pesca ilegal y falta de trabajadores”, comenta.
En su localidad natal, Corme, solía haber entre 100 y 200 percebeiros. Hoy en día, apenas quedan unos 30.
Con el descenso en el número de recolectores y la reducción de las cosechas, los percebeiros con licencia piden un mayor control para frenar a los furtivos, proteger sus medios de vida y garantizar el futuro de este tesoro nacional.