La soja ha demostrado ser una de las legumbres más versátiles del mundo. Desde sus primeras apariciones en la cocina occidental, donde se camuflaba bajo la forma de una salsa oscura en restaurantes chinos, ha ido adoptando nuevas formas y ganando protagonismo en nuestras mesas. Hoy, la nueva estrella de esta transformación se llama edamame, un bocado saludable que triunfa tanto como aperitivo como en platos de moda como el ‘poké bowl’.
Este pequeño manjar de color verde intenso y textura suave ha pasado de ser una rareza desconocida a convertirse en un habitual en cartas de restaurantes modernos y supermercados especializados. Su nombre, que en japonés significa literalmente “soja de rama”, ha sido adoptado tal cual por los consumidores occidentales. En cambio, en chino se le conoce como maodou, que se traduce como “judía peluda”, un término que hace referencia a los finos pelillos que cubren sus vainas, muy similares a los de una haba joven.
El edamame se cultiva a partir de dos variedades específicas de soja —green shell y summer shell—, que se siembran a finales de primavera y se cosechan al terminar el verano. Su origen se remonta a China, aunque su consumo se ha extendido ampliamente por países como Japón, Corea y Taiwán. A través de las migraciones asiáticas, también se introdujo en Hawái, donde se integró con naturalidad en la cocina local, convirtiéndose en un ingrediente clave del famoso poké bowl.
Inicialmente, el edamame era servido como aperitivo en restaurantes japoneses, acompañando platos como el sushi o el okonomiyaki. Sin embargo, su versatilidad ha impulsado a chefs y cocineros a ir más allá. Actualmente, podemos encontrarlo en cremas, sopas e incluso en hummus. Su sabor, similar al del guisante pero más duradero en boca, lo convierte en una base perfecta para platos creativos y saludables.
Más allá de su atractivo culinario, el edamame destaca por sus beneficios nutricionales. Es bajo en calorías, no contiene colesterol y es una excelente fuente de hierro, magnesio, calcio y proteínas. También aporta vitaminas B3 y C, además de minerales como el cobre y el cinc. Contiene genisteína, una isoflavona que diversos estudios relacionan con la prevención del cáncer de mama y de próstata. Además, favorece la salud cardiovascular, ayuda a combatir el envejecimiento cerebral, la depresión, los trastornos renales y la osteoporosis. Y para quienes deben evitar el gluten, el edamame es una opción segura y nutritiva.
Eso sí, su popularidad conlleva un pequeño inconveniente: es tan sabroso y fácil de comer que resulta complicado parar. Al igual que ocurre con las pipas o los kikos, es habitual consumirlo en grandes cantidades sin apenas notarlo, a pesar de su efecto saciante. El problema se agrava si se acompaña de salsa de soja, ya que entonces se incrementa notablemente el contenido en sal, algo que deben tener en cuenta las personas con hipertensión. Por tanto, como advertía el antiguo templo de Apolo en Delfos, conviene recordar el sabio consejo: “nada en exceso”.
Actualmente, España no produce edamame localmente, aunque es posible que eso cambie en un futuro próximo. Por ahora, la mayor parte del edamame que encontramos en tiendas proviene de China y Japón. Suele comercializarse congelado y ya pelado, aunque en algunos supermercados asiáticos también se puede adquirir con la vaina entera, ideal para preparar en casa de forma sencilla.
En definitiva, el edamame ha llegado para quedarse. Este pequeño tesoro verde combina sabor, salud y versatilidad culinaria, convirtiéndose en un imprescindible en la dieta de quienes buscan opciones sabrosas y equilibradas.