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¿Se dirige el presidente Trump al fracaso en Ucrania?

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es el presidente trump ¿Hacia el fracaso en Ucrania? Está presionando mucho para lograr un acuerdo que ponga fin a la guerra en Ucrania. Pero en este caso, la impaciencia es un enemigo.

Desafortunadamente, el presidente parece estar presionando para lograr un acuerdo que pondría en peligro la viabilidad de Ucrania, sacudiendo así al Mundo Libre hasta sus cimientos. Vladimir Putin exige concesiones territoriales que comprometerían fatalmente la capacidad de Kiev para defenderse contra otro ataque ruso. Entre bastidores, los líderes europeos temen que Trump esté dispuesto a abandonar el objetivo de una Ucrania verdaderamente independiente.

Putin le ha mentido repetidamente al presidente y Trump dice que sabe que Putin lo ha estado engañando. En reacción, Trump amenazó con enviar mortíferos misiles Tomahawk de largo alcance a Ucrania, declarando que Ucrania no debería ceder ningún territorio y que las sanciones se intensificarían devastadoramente contra Rusia.

El presidente Trump ahora está dando marcha atrás. Le ha dicho al presidente Zelensky que los Tomahawks no vendrán y que Ucrania no puede ganar la guerra. El mensaje parece claro: la democracia invadida debería obtener la mayor parte de lo que exige Putin.

¿Qué efecto tiene este revés en la credibilidad del presidente Trump ante Putin y Xi Jinping?

Si el presidente Trump persiste en este camino, otras naciones llegarán a lo que sería una conclusión histórica y verdaderamente aterradora: Estados Unidos ya no es un aliado confiable y será mejor que aprenda a adaptarse a China. Toda Europa, no sólo sus partes oriental y central, tendrá que inclinarse ante el Kremlin además de Beijing.

Corea del Sur, Japón, Alemania y otros países pueden concluir que deberían recurrir a la energía nuclear como elemento disuasorio para China, Rusia y Corea del Norte. Pero incluso con armas nucleares, a estos países les resultaría difícil aplicar políticas exteriores y económicas verdaderamente independientes. Su seguridad física puede estar asegurada, pero no su libertad de acción.

La ansiedad de nuestros aliados se ha visto exacerbada por la imposición de los aranceles de Trump. Algunos países están empezando a preguntarse si China podría ser un socio comercial más confiable que Estados Unidos. El caos constante no es base para una paz y prosperidad duraderas. Los propios aranceles abren una brecha entre los productores de bienes y servicios y sus compradores.

Debido a los errores de los líderes y banqueros centrales estadounidenses, europeos y japoneses, la economía mundial no ha avanzado mucho en el siglo XXI, que ya cumple 25 años. De ahí la agitación política y el surgimiento de partidos no tradicionales y a menudo extremistas. La variedad europea de estos partidos simpatiza con Putin.

Lo que hace más preocupante la situación global cada vez más incierta es la creciente percepción de que Washington quiere un dólar más débil para mejorar su balanza comercial. Este peligroso engaño nunca parece morir, aunque abaratar una moneda sea la definición misma de inflación monetaria. Probamos esta panacea en la década de 1970 y nuevamente a principios de la década de 2000, con consecuencias desastrosas en ambas ocasiones, no sólo para nosotros sino también para el resto del mundo.

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